
Censo de empleados municipales: primer día con quejas y demoras*
Por: Clarín.com
Mientras la gente corría como todos los días alrededor del Parque Centenario, en el interior del Instituto Pasteur, Díaz Vélez al 4800, no fue un día más. Allí, como en otros edificios grandes y con Internet de la administración pública porteña, comenzó el censo de empleados municipales que busca saber si hay ñoquis.
Los trabajadores, citados con anticipación, empezaron a llegar al primer piso minutos antes de las 10. Pero tuvieron que esperar media hora, porque estaba bloqueado el sistema en el cual se cargan los datos. Se trata de una red del Gobierno y los censistas tuvieron problemas con sus claves de acceso. Las demoras generaron impaciencia, por lo que los organizadores optaron por iniciar el relevamiento de datos en una planilla de papel.
El Censo fue organizado por el Instituto Superior de la Carrera, dependiente del Ministerio de Hacienda (ver De dónde....). Fuentes de la cartera porteña le dijeron a Clarín que van a "aprovechar para censar cuántos edificios y reparticiones hay. Estimamos entre 120 y 140 mil la cantidad de empleados".
Para dejar sus datos, en el Pasteur los empleados tuvieron que ingresar a una oficina en la cual ocho personas les hacían preguntas con tres computadoras. Los censistas hacen turnos de 6 horas, con horarios rotativos.
No todos querían hacer comentarios: "Vaya con el Director", dijo un empleado a este diario. Otra trabajadora se quejó: "No sé si la información del censo servirá para algo. No podrán hacer nada". Y Verónica, veterinaria, dijo: "Me parece bien el censo. Igual, acá trabajan todos".
José María Algueiro, delegado de SUTECBA que trabaja en la administración pública desde hace 40 años, se quejó: "No necesito que me censen. Esto es una bomba de humo tirada por el Ejecutivo. Acá trabajan todos". El, como otros empleados, tuvo que interrumpir sus vacaciones para cumplir con el trámite. "Esto es todo política y una desprolijidad de Macri", acusó por su parte Francisco Citera.
Las críticas al censo llegaron desde distintos sectores. El gremio ATE manifestó que "con un censo no se sabe cuántos ñoquis existen". Y no estuvieron de acuerdo con preguntas del cuestionario que indagan sobre si en el núcleo familiar del empleado hay otra persona que trabaja o si quieren continuar sus estudios universitarios. Argumentaron que pueden ser usadas en futuros despidos.
Desde la oposición, el legislador kirchnerista Diego Kravetz opinó: "El censo es consecuencia de la gran improvisación de Macri. Es hora de que se pongan a gobernar". Y Facundo Di Filippo, de la Coalición Cívica, también acusó al ingeniero de improvisado y sostuvo que los despidos de los contratados en enero "fueron injustificados".
* Diario Clarín. Edición impresa. Martes 11 de Marzo
Mientras la gente corría como todos los días alrededor del Parque Centenario, en el interior del Instituto Pasteur, Díaz Vélez al 4800, no fue un día más. Allí, como en otros edificios grandes y con Internet de la administración pública porteña, comenzó el censo de empleados municipales que busca saber si hay ñoquis.
Los trabajadores, citados con anticipación, empezaron a llegar al primer piso minutos antes de las 10. Pero tuvieron que esperar media hora, porque estaba bloqueado el sistema en el cual se cargan los datos. Se trata de una red del Gobierno y los censistas tuvieron problemas con sus claves de acceso. Las demoras generaron impaciencia, por lo que los organizadores optaron por iniciar el relevamiento de datos en una planilla de papel.
El Censo fue organizado por el Instituto Superior de la Carrera, dependiente del Ministerio de Hacienda (ver De dónde....). Fuentes de la cartera porteña le dijeron a Clarín que van a "aprovechar para censar cuántos edificios y reparticiones hay. Estimamos entre 120 y 140 mil la cantidad de empleados".
Para dejar sus datos, en el Pasteur los empleados tuvieron que ingresar a una oficina en la cual ocho personas les hacían preguntas con tres computadoras. Los censistas hacen turnos de 6 horas, con horarios rotativos.
No todos querían hacer comentarios: "Vaya con el Director", dijo un empleado a este diario. Otra trabajadora se quejó: "No sé si la información del censo servirá para algo. No podrán hacer nada". Y Verónica, veterinaria, dijo: "Me parece bien el censo. Igual, acá trabajan todos".
José María Algueiro, delegado de SUTECBA que trabaja en la administración pública desde hace 40 años, se quejó: "No necesito que me censen. Esto es una bomba de humo tirada por el Ejecutivo. Acá trabajan todos". El, como otros empleados, tuvo que interrumpir sus vacaciones para cumplir con el trámite. "Esto es todo política y una desprolijidad de Macri", acusó por su parte Francisco Citera.
Las críticas al censo llegaron desde distintos sectores. El gremio ATE manifestó que "con un censo no se sabe cuántos ñoquis existen". Y no estuvieron de acuerdo con preguntas del cuestionario que indagan sobre si en el núcleo familiar del empleado hay otra persona que trabaja o si quieren continuar sus estudios universitarios. Argumentaron que pueden ser usadas en futuros despidos.
Desde la oposición, el legislador kirchnerista Diego Kravetz opinó: "El censo es consecuencia de la gran improvisación de Macri. Es hora de que se pongan a gobernar". Y Facundo Di Filippo, de la Coalición Cívica, también acusó al ingeniero de improvisado y sostuvo que los despidos de los contratados en enero "fueron injustificados".
* Diario Clarín. Edición impresa. Martes 11 de Marzo